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Esta crónica podría comenzar informándoles que Aitor Oroza había subido al pódium en la contrarreloj de la clase 1 de la modalidad masculina de ciclismo en triciclos, al marcar el tercer mejor crono de todos los de su categoría en la carrera celebrada esta tarde en el mítico circuito de Brand Hatch.

Podría haber empezado así, si las normas del Comité Paralímpico Internacional no fueran algunas veces paradójicas, y lo que debería ser su misión – garantizar la igualdad de oportunidades en la competición-, se abandona,  dicen, para no generar confusión en el publico con pruebas delimitadas a cada grado de discapacidad y con una inflación de medallas a repartir en los Juegos. Me explico, hoy Aitor debería haber competido en una prueba reservada a su grado de discapacidad (T1) y a su género;
sin embargo, lo ha tenido que hacer en una abierta a otros deportistas con
mucha menor discapacidad funcional (T2), por mor de una norma que se aplica solo en los Juegos, y que junta en la competición a todas las categorías, otorgando unos valores de compensación, que hay que decir tienen más de arbitrariedad que de lógica científica.

Si no hubiera sido así, la crónica ahora versaría sobre el tercer puesto conseguido por el bilbaíno, sobre como estuvo muchos de los 20 minutos y 55 segundos que le llevo completar el kilométrico de la prueba, con la medalla de plata en el cuello y que solo un mejor final del croata Alovic le impidió subirse al cajón. Saludaríamos, también, la victoria del francés Aubaje y reseñaríamos como en T1 femenina, se había impuesto la canadiense Shelley Gautier.

Sin embargo, esta crónica tiene que decir que el bizkaino ha estado lejos de las posiciones de pódium, que se ha clasificado en quinceava posición, que la vencedora de la carrera es la australiana Carol Cooke y que en el pódium la han acompañado el alemán Hans Peter Durst y el británico David Stone.

Para muchos, seguro estoy, llegado este momento más que informarle le habré generado confusión, pero créanme que no es fruto tanto de mi mala intención en el relato como de las normas de la competición,  que ha juntado, en una única clasificación y pódium,  a hombres y mujeres y deportistas de alta y baja discapacidad. De ahí el resultado paradójico y poco razonable.

En todo caso, y, como Oroza nos reconocía, él  se había vaciado en la
prueba, dando de si todo lo que llevaba dentro y, por tanto, se mostraba satisfecho por su actuación.

El viernes, correrá la prueba de fondo, pero sin ni tan siquiera compensación de tiempos, sabe de antemano que todo lo que puede hacer es correr contra los deportistas de su clase.

Txema Alonso.

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